Nunca es Tarde si la Dicha es Buena
El langostino por suerte o por desgracia es un animal que suele "participar" en nuestra cocina en estas fechas y otras celebraciones a lo largo del año. Pero sobre todo, es en estas fechas cuando más "despilfarramos", así que, a pesar de que ya hayamos pasado la noche buena y cuando leas este post la comida del día 25, todavía nos queda fin de año y los reyes.
En otras ocasiones ya he hablado de esa inmensa masa azul que nos rodea por todas partes: el mar. Habrá de los que sólo vean "agua" y quizás otros más "inquietos" que se pregunten sobre la cantidad de "cosas" que revolotean por ahí abajo. Para la carnicería que estamos cometiendo con los mares siempre he utilizado el mismo refrán: ojos que no ven corazón que no siente. En vista de lo que está sucediendo y que por desgracia no es algo nada nuevo, os voy a dejar unas notas sobre los langostinos extraídas de la lista roja de especies pesqueras editada por Greenpeace.
Los langostinos tropicales alcanzan rápido la madurez sexual, tienen un ciclo de vida corto y producen bastante descendencia. Estas características hacen que sean especies relativamente resistentes a la presión pesquera. Sin embargo, la alta tasa de capturas accidentales durante la pesca, en alguno casos hasta el 90%, hace de esta pesquería una de las más insostenibles sobre todo en aguas tropicales.
Una masacre silenciada. En algunas pesquerías tropicales, por cada kilo capturado, al menos 10 kilos de otras especies son arrojadas por la borda muertas o moribundas, incluso especies de tortugas en peligro de extinción. Algunos barcos emplean en las redes dispositivos que permiten escapar a las tortugas, pero esta información no aparece en el etiquetado, por lo que no llega a los consumidores.
Entornos hechos unos zorros. Pues sí, porque esta actividad está asociada a la destrucción de amplias zonas de manglares, talados y sustituidos por piscinas donde se crían los langostinos; a la captura de juveniles salvajes para su posterior crecimiento; y a un importante abuso de derechos humanos de la población local, incluso asesinatos. Después sólo queda el terreno devastado por la alta concentración de sales, antibióticos, insecticidas, alguicidas y otros aditivos, haciendo que la recuperación del ecosistema sea muy difícil.
En fin, que ahora la pelota está en tu tejado. Tú decides con tu próxima compra.
Etiquetas: Consumo, Greenpeace, Océanos
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